Felipe Arévalo, nació en Rengo, reconoce que el Karate llegó en una etapa compleja de su vida por lo que se aferró a ello rápidamente y con mucha fuerza, el interés en el Karate lo llevó a estudiar Kinesiología en particular Biomecánica. Luego su espíritu aventurero lo impulsó a montar la bicicleta y dejar que esas ruedas lo llevaran a una nueva vida, así hoy por hoy está casado y vive en la Patagonia en un pequeño bosque de Coihües. Desde allá comenzó una nueva aventura, pero esta vez desde las comunicaciones, creando el podcast Karate Jutsu (disponible en Spotify), donde podemos encontrar una gran colección de entrevistas a representantes del Karate nacional.
Considero que «partí tarde» a los 15 años, fue gracias a un vecino del barrio, descubrí el Okinawa Goju Ryu. En aquel entonces, la información sobre karate era escasa en la sexta región y YouTube apenas se conocía. Continue en esta práctica unos 4 años hasta que descubrí el Shotokan Ryu, estilo que me fascinó, aunque mi verdadero amor es el karate okinawense.
Conocí Karate en una etapa vulnerable de mi vida, así que fue una válvula de escape o una instancia para un diálogo interno. Por ello he visto Karate desde «el sentir»… Sentir el movimiento, sentir la técnica, pero por sobre todo, el sentir emocional, para mí Karate exterioriza el ser.
«Karateka Viajero» fue o es un proyecto ambicioso, quizás demasiado, otra de mis pasiones es la bicicleta, soy “cicloviajero”. Mi idea era salir de Rengo hasta Ushuaia, luego a Buenos Aires y después continuar por Brasil y visitando los Dojos de cada lugar. Pero sin tener idea de lo que significa pedalear 70 kilómetros diarios, no calculé la magnitud de la distancia, además los ahorros se agotan rápidamente.
Pero la mayor dificultad no fue el clima, ni la ruta, ni el presupuesto. En Chile el Karate es hermético, no todos los instructores son abiertos a un «desconocido vagabundo» por lo que pude participar en pocos Dojos , a los cuales aprovecho de mandar afectuosos saludos pues son personas maravillosas de quienes guardo muy lindos recuerdos.
Salí un día 19 de abril desde Rengo y llegué el 1 de noviembre a Puerto Aysén, después de 3200 kilómetros pedaleados. Seguimos viajando por la región (junto a mi esposa) y ahora a más de un año de mi salida siento que estoy erradicado en esta región. De esta aventura, tengo solo balances positivos, cambio el rumbo y ritmo de mi vida y sin duda algún día habrá más de una nueva etapa de cicloviaje portando el Karategi.
Las entrevistas y luego podcast nacen desde la inquietud y la búsqueda, siempre digo que el podcast lo hice para mí y lo compartí con el resto. La verdad quería saber el relato, la visión e historia en primera persona de todos los maestros a los cuales me era difícil acceder, ya sea por distancia o hermetismo. La verdad fue una tremenda experiencia pues las entrevistas que salían al aire era solo una breve parte de las constantes conversaciones que pude tener con los Sensei, fue un periodo de mucho aprendizaje y me cambio la visión. Antes del podcast mi mentalidad era muy cuadrada y tenía un montón de errores y trabas, pero conocer y hablar con todos estos Sensei me ayudó bastante. Lo importante es que quedó este respaldo en que los notables karatekas plasmaron su visión. Descubrí que, Karate en gran medida está influenciado por la experiencia de cada persona, todas las vidas son diferentes, todas las versiones y visiones de Karate son igual de válidas y trascendentales.
Me han preguntado bastante si continuará el podcast, la verdad lo había dejado ya que era mucho trabajo y no conseguimos que fuera autosustentable desde lo económico, pero con estos mensajes me he dado cuenta que hay una comunidad que espera los capítulos y este proyecto ya trasciende de mi persona, así que estoy meditando como continuarlo y que sea viable.
A mi parecer si existió un aporte en este podcast, fue el generar este espacio de conversación en torno al Karate, y crear contenido audiovisual de Karate «a la chilena» en el buen sentido de la palabra.
Es una pregunta muy difícil en estos momentos, pues siento que en el último año he vivido «como 6 vidas«, he cambiado mucho y con ello mi visión del arte también ha madurado.
En estos momentos en que estoy lejos y entreno solo, karate es algo muy personal y una forma de conectar conmigo, pero también una forma de sentirme cerca de la gente que aprecio y que deje en centro del país.
Estoy mucho más abierto en Karate, creo que todas sus formas e interpretaciones son buenas si de alguna manera ayuda y hace feliz al practicante.
Como dijo mi Sensei alguna vez «Karate es un viaje solitario que se hace en grupo«, por ende mi búsqueda ahora va por ahí, una práctica más meditativa en que me enfoco en el sentir, tanto del cuerpo durante la ejecución del movimiento y la técnica, como en el «pensamiento» y emociones antes, durante y después de la práctica.
Pienso que si estoy por entero enfocado ahí en ese momento quizás algún día logre entender eso que llaman espíritu.
Karate Jutsu Podcast disponible en Spotify